domingo, 8 de febrero de 2015

Talento y probetas anticáncer


  • El CNIO es el lugar en España donde se busca desentrañar los mecanismos del cáncer. 

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CNIO OK

Tres son las personas con las que recorremos el centro: Francisco Real, Manuel Hidalgo y Héctor Peinado. Su trabajo y experiencia difiere bastante entre sí. El primero, tras años en el hospital como médico oncólogo, se trasladó a este centro hace algo más de siete años para dedicarse exclusivamente a la investigación. "Aquí las preguntas son cada día nuevas. Nuestro objetivo es entender la enfermedad holísticamente, como un todo", explica en primera persona del plural. Porque si algo tiene claro Francisco Real, jefe de Grupo de Carcinogénesis Epitelial y profesor de universidad, es que al cáncer hay que vencerlo trabajando en equipo. "Los genios pueden trabajar solos. Pero los genios se cuentan con los dedos de una oreja. Este es un trabajo de construir juntos". 
Algo que repiten como un mantra los otros dos investigadores precisamente en un centro al que se le ha acusado de ser demasiado independiente, de no trasladar la investigación al paciente. "Hemos tenido dificultades en cómo hacerlo, porque no estamos en un hospital y somos una estructura independiente", explica el director del Programa de Investigación Clínica, Manuel Hidalgo, quien reconoce que acercar la ciencia a la medicina ha sido su principal objetivo desde que llegó al centro en 2009. "Ha sido difícil y lo sigue siendo, aunque creo que estamos en una situación bastante orientada. Empezamos a colaborar con el Hospital de Fuenlabrada pero, por distintas razones, no ha cuajado al nivel que debería. Es un hospital pequeño, pero no es solo eso. La mala administración de la gerencia del CNIO ha hecho que, después de tres años de papeleos y cuando ya teníamos todo listo, no tengamos dinero para empezar a realizar ensayos en ese hospital". 
Hidalgo no oculta su decepción. Y compara la gestión realizada en el CNIO con la de aquellos aeropuertos fantasmas generados en el país. Y se sorprende de que no haya tenido consecuencias. "Es una irresponsabilidad no utilizar el dinero para lo que se ha pedido. Se ha gastado en material, en laboratorios que están vacíos. Ahora estamos intentando rehacer sin los recursos que teníamos adjudicados. Afortunadamente en el sector privado sí hemos podido hacer mucho. Si yo no hubiese tenido vinculación con el Hospital Madrid, donde trabajo parte de la semana, o me hubiese ido hace dos o tres años o mi carrera hubiese dado un giro irrecuperable". 
Sin embargo, y a pesar de ese tiempo perdido, Hidalgo adelanta que ya hay firmados acuerdos con dos grandes hospitales de Madrid, con los que el CNIO empezará a colaborar en breve. "Van a venir médicos de esos hospitales a tener laboratorios aquí. Eso es muy importante, porque ese es el mejor modelo para poder contribuir a que haya mejor ciencia y medicina y, por tanto, a que los pacientes estén mejor. Además, somos conscientes del retorno que le debemos a la sociedad. Somos un centro público y la gran mayoría de la financiación viene de los impuestos de los ciudadanos. Nos dan recursos para emplearlos bien. Por eso no entiendo que la gestión de la gerencia no tenga consecuencias". 
De las debilidades del centro, como la mencionada traslación a los hospitales y alguna otra más, parece que son conscientes sus responsables. "En el CNIO estamos en un renacimiento continuo porque buscamos nuevas oportunidades y nuevas estrategias. Vamos a reclutar a grupos básicos bastante buenos y prometedores. Uno es el de Héctor Peinado y habrá dos más para tratar un par de áreas que no están representadas en nuestro portfolio de investigación. Sí es cierto que desde la dirección del centro hay una apuesta muy clara por el impacto traslacional y por el impacto en la sociedad", señala Hidalgo.
Para leer más:
http://www.elmundo.es/salud/2015/02/04/54d0e18f22601df64c8b4581.html

El laboratorio clínico en el móvil




Accesorio que, conectado a un smartphone, puede detectar la infección...




Accesorio que, conectado a un smartphone, puede detectar la infección por VIH. 



De hecho, no es el único estudio que analiza las posibilidades del teléfono móvil como herramienta sanitaria, pensando especialmente en países con recursos limitados, donde el acceso a los servicios de salud es muy pobre y la existencia de laboratorios es residual. Concretamente, un grupo de científicos del Instituto holandés Royal Tropical describieron en 2011 en la revista PLoS ONE un sistema con el que a través de la cámara de fotos del móvil y un software específico se podían transferir los datos de la imagen tomada al servidor de un laboratorio que, aunque estuviera localizado lejos, transmitía el diagnóstico con un sencillo mensaje de texto o de voz.
En esta ocasión, el director del trabajo, Samuel Sia, y su equipo de ingenieros biomédicos de la Escuela de Salud Pública Mailman (Columbia, EEUU) han diseñado un accesorio de bajo coste (unos 34 dólares) que, unido a un teléfono móvil, hace las veces de una prueba denominada Elisa (que se utiliza de forma estandarizada en el sistema sanitario para la detección precoz del VIH. Como explican los autores, "replica, por primera vez, las funciones mecánicas, ópticas y electrónicas de un análisis de sangre en un laboratorio".
En unos 15 minutos, y con unas gotas de sangre (extraídas mediante un pinchazo en el dedo), el dispositivo móvil no sólo detecta los marcadores del VIH, también los de la sífilis, enfermedades muy prevalentes en países en vías de desarrollo. Se trata de una prueba serológica que, al igual que Elisa, permite detectar antígenos mediante el uso de anticuerpos y enzimas. En el dispositivo, relata el estudio, se produce "un acoplamiento de microfluidos con los últimos avances de la electrónica" que se convertirán, a través de un hardware específico, en un diagnóstico que se leerá a través del móvil.

Para leer más:
http://www.elmundo.es/salud/2015/02/04/54d269cce2704ef7548b4575.html

El roedor prehistórico que luchaba como un elefante


  • Los incisivos de 'Josephoartigasia monesi' eran demasiado fuertes como para utilizarlos solo para masticar 

  • Los investigadores creen que también los usaba para luchar y defenderse como lo hace un elefante con sus colmillos 



Un roedor de 1.000 kilos, del tamaño de un búfalo, con unos incisivos descomunales, de una fuerza de 1400 Newtons, similar a la de un tigre. ¿Se imagina cruzárselo mientras pasea por el campo?. Por suerte no lo hará. El Josephoartigasia monesi, emparentado con las cobayas modernas, vivió en América del Sur y se extinguió hace aproximadamente 3 millones de años.
Su fósil fue descubierto por primera vez en 2008 por los paleontólogos Andrés Rinderknecht y Ernesto Blanco, de Montevideo. Sin embargo, una investigación más reciente llevada a cabo por el doctor Philip Cox, del centro de Anatomía y Ciencias Humanas de la Universidad de York en el Reino Unido, ha averiguado por medio de simulaciones digitales que los incisivos de este enorme roedor podrían incluso haber soportado tres veces más fuerza de lo estimado en un principio.
Los incisivos (pintados en verde) son más fuertes de lo que Josephoartigasiahubiese necesitado para masticar
Según explica el doctor Cox a EL MUNDO, el primer paso es crear un modelo virtual del cráneo del Josephoartigasia en el ordenador haciendo una Tomografía Computerizada del espécimen. "Después usamos una técnica de ingeniería llamada 'análisis de elemento finito' para simular el proceso de alimentación y predecir la fuerza de mordisco en la dentadura". Así, se predice el estrés y la tensión en un objeto geométrico complejo. Para calcularlo, los científicos "estiman el diámetro y el área de la sección transversal de la mandíbula".
Los sorprendentes resultados averiguados acerca de la descomunal fuerza de la pieza delantera de la dentadura, publicados en la revista Journal of Anatomy, hicieron que el doctor Cox llegase a la conclusión de que Josephoartigasia debió haber utilizado sus incisivos "para otras actividades además de comer, pues la fuerza de estos dientes es tres veces mayor de lo que el roedor necesitaría para accionar sus músculos de masticación". 
Recreación. 
La dentadura de Josephoartigasia es muy grande pero posee pocas piezas. Así, sus molares (pintados en azul en la imagen), "podrían haber sido usados para masticar y moler material vegetal, mientras que sus incisivos (en verde) debían haber sido usados para conseguir comida y cortarla, pero también para cavar en busca de raíces y para defenderse de sus depredadores", explica el doctor Cox. "Es algo muy similar a cómo un elefante moderno usa sus colmillos", pues su alimentación se basaba en "material vegetal, como hojas, brotes, raíces o material leñoso".
La desaparición de este gran roedor de fortísima mandíbula no está clara, pero el paleontólogo cree que puede estar relacionada con la conexión que se formó entre América del Norte y América del Sur hace más de dos millones de años. "Este puente de tierra permitió que nuevas especies de mamíferos cruzasen hacia el sur. Por otro lado, también interrumpió las corrientes oceánicas que condujeron a un cambio en el clima. Así, la competencia con otros mamíferos y/o el cambio climático pudo haber llevado al Josephoartigasia a la extinción".

¿Por qué la contaminación urbana hace daño a la salud?





'Boina' de contaminación sobre la ciudad de Madrid.


Madrid, ya sea en invierno o en verano, salvo cuando soplan fuertes vientos durante días, esta metida bajo una 'boina' amarillenta de contaminación. El amarillo deriva de distintos componentes de azufre.
La capital sufre al ser una ciudad fría en invierno y a consecuencia de una política ya antigua de utilizar el diésel del petróleo. El diésel, un producto de las refinerías de petróleo, se vendía poco. Para ayudar a venderlo, las distintas administraciones le asignaron impuestos bajos, de forma que su precio era, en tiempos, la mitad que el de la gasolina. Aún hoy es más barato que ésta. Por razones de la teoría de la Termodinámica en las que no voy a entrar, los motores diésel son más eficientes que los de gasolina, aunque la mejora en eficiencia no es tanta como para justificar el uso masivo que de ellos se hace en ciudades como Madrid y muchas otras.
El diésel era muy desagradable, pues las normas existentes hasta hace unos 10 años permitían expulsar por los tubos de escape partículas sólidas de tamaños de alrededor de 10 milésimas de milímetro: PM10, o materia en forma de partículas de 10 micras. Esto formaba humo negro que se veía y que al respirarlo solía quedar en los filtros de las narices o en la tráquea sin llegar a los bronquiolos, las minúsculas burbujas de los pulmones en donde realmente se realiza el intercambio de oxígeno con la sangre en el cuerpo humano.
Hace estos 10 años, más o menos, las autoridades se preocuparon de esa contaminación visible que molestaba y ensuciaba las ciudades, y obligaron a las refinerías a filtrar mejor el diésel, eliminando de su combustión las PM10. Pero autorizaron aceites diésel con partículas sólidas de tamaños PM2.5 (materia particulada de 2.5 micras o menos).
Estas partículas sólidas no se queman y salen constantemente por los tubos de escape de cientos de miles de coches, camiones y autobuses. Los humos de los vehículos diésel actuales ya no son negros. Manchan, pero sólo al acumularse en las superficies, por ejemplo, en las carrocerías de los coches. Pasen ustedes un dedo por un vidrio de la luna trasera de un vehículo que lleve 7 días sin lavar: El dedo sale completamente negro.
Esa negrura, que no vemos, la respiramos constantemente en la ciudad. Pensamos que estamos protegidos de la contaminación por no verla, pero la respiramos. Y las partículas son tan pequeñas que atraviesan los filtros corporales y acaban depositándose en los bronquiolos, de donde ya no hay manera de extraerlas.
Yo recuerdo que de joven tenía una capacidad pulmonar del orden de 4 litros. Hoy no debo tener ni la mitad, pues no consigo inspirar a fondo: Si lo intento las toses me parten el pecho. Hoy ya no puedo hacer deporte. No consigo el oxígeno necesario para el esfuerzo necesario para el mismo. Y no parece haber solución, según los médicos consultados.
Moriré, muy probablemente, de enfisema pulmonar sin haber probado jamás un cigarrillo. Por causa de la contaminación aérea.
Ésta no sólo se produce a partir de los vehículos. Madrid tiene, ¡aún!, una enorme cantidad de calderas de calefacción que funcionan con gasóleo. Éste se quema en las calderas, pero las partículas PM2.5 que contiene no se pueden quemar y salen con el CO2 y vapor de agua de la combustión hacia el aire de la ciudad.
Ambos problemas se pueden corregir, no en un año, pero si en 10 años. Es muy posible eliminar los vehículos diésel de la misma manera que se pusieron de moda. Si se rebajan los impuestos de los vehículos de gasolina; si se estimulan los vehículos eléctricos; si se aumentan los impuestos del diésel en las gasolineras y se bajan los de las gasolinas, el diésel quedará eliminado de los vehículos. Si se fuerza a sustituir todas las calderas de Madrid de gasóleo a gas natural, directamente o manipulando los impuestos, desaparecerá el gasóleo de Madrid, y con él, la contaminación.
Londres sufrió durante casi 200 años lo que se llamaba ''sopa de guisantes''. Una niebla persistente y maloliente producida por la condensación del vapor de agua del río en las partículas sólidas que no se quemaban al quemar el carbón en sus calefacciones o chimeneas.
La ''sopa de guisantes" desapareció en cuanto se prohibió la quema de carbón en la ciudad.
Hay ciudades más contaminadas que Madrid, evidentemente. Pero el ser el décimo en fealdad en un concurso no quita ser feo.  Estas ciudades están hoy sobre todo en China, donde además de utilizar gasóleo utilizan carbón como se hacía en Londres y en Madrid.  
Pekín, Shanghai, otras muchas de China, Ciudad de México, que está en una hoya rodeada de montañas, Santiago de Chile, Sao Paulo... podemos establecer 'récords Guinness' de porquería contaminante.
Para leer más:
http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/elporquedelascosas/2015/02/08/por-que-la-contaminacion-urbana-hace.html