sábado, 29 de noviembre de 2014


Éxito de una vacuna experimental del ébola en la primera fase de pruebas en voluntarios

La inmunización experimental probada en EEUU no produce efectos adversos y origina una respuesta inmune contra el virus, según resultados preliminares

Miembros de Cruz Roja se llevan un cadáver para incinerarlo, la pasada semana en Monrovia (Liberia). / VICTOR LACKEN (IFRC)

Mientras el ébola sigue cobrándose víctimas en África Occidental, los primeros ensayos en humanos con una de las vacunas experimentales más avanzadas ofrecen datos prometedores. Esta inmunización ha resultado segura en voluntarios sanos y ha conseguido que estos desarrollen una respuesta inmune contra el virus.
El objetivo de este tipo de ensayo, conocido como fase 1, era analizar si el tratamiento producía efectos secundarios en 20 voluntarios sanos. Pero los resultados preliminares del estudio, que se publican hoy en el New England Journal of Medicine, también indican que todos los participantes desarrollaron anticuerpos contra el ébola y otros además tuvieron una mayor respuesta inmune. Es algo similar a lo ya observado en monos, a los que esta vacuna consiguió proteger al 100% del contagio. Ahora está por ver si la respuesta inmune registrada en los voluntarios es suficiente como para frenar el contagio en humanos.
“Con estos resultados positivos del primer ensayo en humanos con esta candidata a vacuna, continuamos con el plan acelerado para realizar ensayos más grandes y determinar si la vacuna es eficaz”, ha dicho en un comunicado Anthony Fauci, director del Instituto de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EEUU que ha co-desarrollado esta inmunización. Esos ensayos se realizarían en Liberia con un número mucho más elevado de trabajadores médicos y personas con un alto riesgo de contagio.
La vacuna ensayada contiene ADN de las variantes Zaire y Sudán del virus. La primera es la responsable del actual brote en África Occidental, en el que ya se han registrado 15.935 casos y 5.689 muertos, según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El tratamiento ha sido desarrollado por los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de EEUU y la empresa Okairos, adquirida por GlaxoSmithKline. Esta vacuna usa un virus de chimpancé desactivado para llevar esos fragmentos de ADN viral al organismo y que este aprenda a reconocer y combatir una de las proteínas que recubren el virus del ébola.
Está por ver si la respuesta inmune registrada en los voluntarios es suficiente como para frenar el contagio en humanos
En este ensayo, diez de los voluntarios recibieron una dosis baja y otros diez una alta. Todos desarrollaron anticuerpos contra el virus. Otro signo prometedor es que nueve voluntarios (siete de dosis alta y dos de baja) produjeron además una mayor cantidad de células del sistema inmune conocidas como linfocitos T y que en monos fueron claves para protegerles de dosis letales del virus.
La vacuna cAd3-ZEBOV es una de las dos candidatas más avanzadas, según la OMS. La otra (rVSV-ZEBOV) es la desarrollada por la Agencia Canadiense de Salud Pública en colaboración con la farmacéutica Merck y comenzó a probarse en pacientes sanos en octubre. En paralelo, una versión de la cAd3-ZEBOV específica contra la variante Zaire se está probando en 60 voluntarios en Reino Unido y con otro grupo similar en Mali.

Decisiones difíciles

“Se puede decir que esta vacuna ha pasado la primera fase de ensayos en humanos con éxito”, opina Rafael Delgado, microbiólogo del Hospital Universitario 12 de Octubre (Madrid) y miembro del comité científico que está asesorando al Gobierno durante la presente crisis del ébola. No obstante, se trata de resultados provisionales, advierte. “Por ahora no hay ninguna demostración de eficacia, pero sí sabemos que es razonablemente segura y que se puede pasar a las fases 2 y 3 para probar su eficacia en personas con riesgo de infección”, añade.
Las siguientes fases de prueba de esta vacuna se llevarían a cabo en Liberia, uno de los países más afectados por el actual brote. Los responsables de la vacuna ya están negociando con el Gobierno de este país para diseñar esos ensayos clínicos, informa el NIH.  En ellos se probaría la eficacia de esta vacuna comparada con otras candidatas. Antes habrá que recabar más datos de este ensayo, que comenzó en septiembre y tiene una duración de 48 semanas, y de los otros que están en marcha. No se espera que haya un anuncio de la nueva fase de ensayos hasta comienzos del próximo año, dicen los NIH.
Los ensayos clínicos necesarios para probar la eficacia de las vacunas van a obligar a tomar “decisiones difíciles”, alerta Daniel Bausch, médico especialista en enfermedades tropicales de la Universidad Tulane de EEUU, en un editorial publicado junto a los resultados del nuevo estudio. El experto se pregunta si se pueden realizar ensayos clínicos “clásicos” en los que un grupo recibe un placebo en lugar de un candidato a vacuna o si por el contrario se compararán las dos vacunas candidatas más avanzadas en solo dos grupos, lo que dificultaría averiguar su efectividad real. Aunque se trata de una opción polémica, expertos de la OMS han reconocido que el uso de placebo en un grupo permitiría saber más rápido si una vacuna es eficaz, según The Guardian. "Aún hay discusión sobre este problema y no se ha tomado una decisión en firme", explica Delgado.

Sexo en el museo


Debuta la primera muestra de Reino Unido que convierte el sexo en objeto de museo



Solo los más desinhibidos se atreven a probar, a sentarse en el interior de una caja metálica forrada en madera que promete nada menos que inducirles al orgasmo. Porque estamos a la luz pública, en la sede de la Wellcome Collection de Londres, y esta réplica del artefacto diseñado por el psicoanalista Wilhem Reich a mediados del siglo pasado forma parte de la primera exposición en el Reino Unido que convierte el sexo en objeto de museo. El despliegue de dos centenares de piezas, desde amuletos fálicos romanos hasta muestras de los estudios modernos sobre comportamiento sexual, propone explorar actitudes, conductas y tabúes a lo largo de la historia, deteniéndose especialmente en aquellos pioneros que desafiaron los códigos sociales con sus investigaciones sobre el más privado de los actos.
Un cuadro gouache hindú del siglo XIX de la silueta de un camello compuesta por parejas copulando.
La cura para los problemas de la sociedad reside en que “la gente tenga orgasmos frecuentes”, justificaba Reich sobre su invención en 1940 del Orgone, esa caja cuyas capas de materiales orgánicos y no orgánicos supuestamente concentraban una energía capaz de levantar la libido del usuario. Quizá el orgasmatrón, que Woody Allen reprodujo en la película El Dormilón(1973), fuera solo producto del delirio de aquel médico austriaco emigrado a EE. UU., pero el controvertido y radical mensaje de liberación sexual que comportaba su cuerpo de trabajo le convirtió en un héroe de la América de la contracultura.
La sexología fue acuñada por primera vez en la literatura médica hace menos de 130 años
Su figura integra una heterogénea lista de personajes que con sus experimentos e investigaciones confrontaron prejuicios al convertir el sexo en un campo de discusión pública y de estudio. Como Magnus Hirschfeld, cuyo Instituto de Sexología da título a la exposición de Londres, en un homenaje al centro pionero en esa disciplina que construyó en Berlín para promover el conocimiento científico frente al trato discriminatorio de las minorías sexuales, especialmente los gais y transexuales. El instituto acabó arrasado por los nazis, forzando el exilio de su promotor, pero su legado consiguió operar un cambio en las nociones occidentales sobre sexualidad.
Sigmund Freud y la académica feminista Mary Stopes aparecen reunido como “improbables compañeros de cama” en una de las salas de la muestra que, con el formato de gabinetes, recorren la historia y evolución de la sexología, acuñada por primera vez como disciplina en la literatura médica hace menos de 130 años.
Un hombre travestido, a finales del siglo XIX.
La fundadora de la primera clínica británica de control de la natalidad, que consideraba clave para la emancipación de la mujer, renegaba de las teorías del padre del psicoanálisis, pero la muestra de la Wellcome subraya cómo desde diferentes aproximaciones -la clínica y el diván- ambos aconsejaban la satisfacción sexual como una de las claves clave para la felicidad humana.
Un sucesivo gabinete nos relata el viaje de Alfred Kinsey desde la entomología hasta la compilación obsesiva de historiales sobre el comportamiento sexual de los humanos que, a la hora de su muerte en 1956, superaban los 18.000. El profesor apodado Doctor Sexo pudo desarrollar ese trabajo sobre la variedad sexual en la América de la posguerra gracias a su estatus como conservador padre de familia.
En el caso de William Masters y Virginia Johnson —hoy conocidos del gran público gracias a una popular serie televisiva, Masters of sex— su estudio de centenares de voluntarios practicando el sexo, al tiempo que registraban el ritmo del corazón, la presión sanguínea y otros cambios anatómicos, precisó de un laboratorio secreto en el campus de la Universidad de Washington. Precursores en el estudio de cómo el cuerpo humano responde a la estimulación carnal y defensores del derecho de la mujer a su propia satisfacción, sus descubrimientos contribuyeron al espíritu de la revolución sexual de los años 60 en EE UU.
Queremos poner a prueba la idea de que somos más experimentales o sabios que nuestros antepasados. Quizá tengamos mucho que aprender de ellos”
El tributo a los pioneros de la sexología está arropado en el museo del norte de Londres –hasta septiembre de 2015- por una amplia exhibición de objetos y piezas que abarca desde instalaciones contemporáneas en torno a la identidad sexual hasta juguetes ideados en diversas épocas y culturas para procurar placer. Muchos forman parte de la colección atesorada por sir Henry Wellcome (1853-1936), fundador de una institución consagrada a “las conexiones entre la medicina, la vida y el arte” para saciar a los “curiosos incurables”.
La sorpresa del visitante ante la osadía de algunos artefactos antiguos invita a una de las comisarias de la muestra, Honor Beddard, a una última reflexión: “A cada generación le gusta pensar que ha inventado el sexo, pero queremos poner a prueba la idea de que somos más experimentales o sabios que nuestros antepasados. Quizá tengamos mucho que aprender de ellos…”.