domingo, 15 de marzo de 2015

Marte tuvo agua suficiente para cubrir todo el planeta

La NASA dibuja un océano con condiciones para la vida durante 1.500 millones de años


Los científicos de la NASA Gerónimo Villanueva y Michael Mumma explican su hallazgo.
Se dice que un periodista es un vasto océano de conocimiento con un dedo de profundidad, y algo parecido le ocurría a Marte. Hace 4.500 millones de años, nuestro vecino en el universo albergó suficiente agua como para cubrir todo el planeta con un mar extenso pero superficial, con una profundidad media de solo 137 metros, según anuncia hoy la NASA.
Las implicaciones son monumentales. Se sabía que el planeta había tenido agua, pero no cuánta ni por cuánto tiempo. “Marte fue húmedo durante unos 1.500 millones de años, mucho más tiempo del que fue necesario para que surgiera vida en la Tierra”, explica Gerónimo Villanueva, un ingeniero argentino de la NASA que ha encabezado al equipo de científicos que ha reconstruido el pasado marciano.
El grupo de Villanueva ha empleado los tres telescopios de infrarrojos más potentes del mundo, incluyendo el observatorio europeo en el desierto de Atacama (Chile), para hacer “fotografías” de la atmósfera de Marte. Gracias a la precisión de los aparatos, los científicos han podido analizar durante seis años la proporción de dos tipos de moléculas de agua: la familiar H2O y su versión HDO, en la que aparece una variante más pesada del hidrógeno, el deuterio.
El balance entre estas dos moléculas es revelador. Mientras la versión pesada queda atrapada en el ciclo del agua marciano, la versión ligera tiende a escapar al espacio. Observando la proporción de cada uno de los dos tipos presente en los casquetes de hielo de los polos marcianos, los científicos pueden calcular la velocidad a la que Marte pierde agua y, por tanto, rebobinar para saber cuánta agua hubo en sus orígenes.
Marte fue húmedo mucho más tiempo del que fue necesario para que surgiera vida en la Tierra”, afirma el ingeniero argentino Gerónimo Villanueva
El retrato del planeta hace 4.500 millones se publica hoy en la revista Science y muestra que nuestro vecino era rojo, pero también azul. El agua, con un volumen comparable al océano Ártico terrestre, no se repartía de manera uniforme por todo el planeta, sino que se concentraba en las hundidas planicies del hemisferio Norte. “Era un océano poco profundo, 1,6 kilómetros como mucho, similar al mar Mediterráneo”, señala Villanueva, nacido en Mendoza hace 36 años.
Eran 20 millones de kilómetros cúbicos de agua líquida, el sustrato de la vida. En la misma época, en la misma agua y en el mismo rincón del universo, en la Tierra surgía la vida, hace al menos 3.500 millones de años, cuando accidentalmente se formó una molécula que era capaz de hacer copias de sí misma. La hipótesis de la comunidad científica es que en Marte pudo ocurrir lo mismo. Ahora, gracias a Villanueva, sabemos que la sopa marciana en la que pudo aparecer la vida duró entre 1.000 y 1.500 millones de años. En la Tierra bastaron 800 millones.
Los datos del argentino muestran que Marte ha perdido el 87% del agua de sus océanos primitivos. El 13% restante se congeló sobre los polos Sur y Norte. Pero los nuevos mapas de la atmósfera marciana elaborados por la NASA sugieren otra posibilidad excitante. Revelan la existencia de microclimas, con diferentes proporciones de los dos tipos de agua, pese a que el planeta es mayoritariamente desértico. “Son variaciones muy sorprendentes, que pueden significar que hay reservorios de agua bajo la superficie de Marte”, apunta Villanueva.
El ingeniero recuerda que la misión europea ExoMars planea aterrizar en Marte en 2018, con un taladro de dos metros. Si se confirma la existencia de agua subterránea, facilitaría el envío de astronautas al planeta rojo. El agua no solo sirve para beber, sino que con la tecnología adecuada se puede emplear para obtener hidrógeno como combustible de la nave de regreso o para dar energía a una colonia de humanos.

¿Quién quiere a una ballena menopáusica?

Las cetáceas alcanzan los 90 años para aportar a los hijos su vital conocimiento del medio


La orca es uno de los cetáceos que tienen la menopausia. 
La teoría evolutiva se compadece fatal con la menopausia, porque no se ve qué utilidad darwiniana puede tener un individuo que ya no puede reproducirse, ni por tanto transmitir sus menopáusicos genes a la descendencia. Y lo cierto es que la predicción darwiniana se cumple a la perfección en casi todo el mundo animal. Pero hay dos excepciones que atormentan a los teóricos: la mujer y la ballena, ambas con más de 30 años de vida tras la menopausia. ¿Por qué? En el caso de la ballena, los científicos ya tienen la respuesta: para transmitir cultura ecológica a los nietos.
Precisando un poco más, solo dos especies de cetáceos muestran larga vida tras la menopausia: la orca (Orcinus orca) y el calderón tropical (o ballena piloto de aleta corta, Globicephala macrorhynchus). Como en el caso humano, la menopausia de estas hembras puede explicarse si las hembras viejas aportan algún beneficio a su familia –de modo que sus genes longevos se transmitan, aunque de un modo indirecto a través de los hijos o nietos—, pero nadie había mostrado hasta ahora en qué puede consistir ese beneficio.
Hay dos excepciones que atormentan a los teóricos: la mujer y la ballena, ambas con más de 30 años de vida tras la menopausia
Lauren Brent, Darren Croft y sus colegas de las universidades de Exeter y Nueva York demuestran ahora que las orcas menopáusicas dirigen al grupo familiar cuando sale a cazar salmones, uno de sus banquetes predilectos, y sobre todo en los años duros, cuando el preciado pescado escasea. Puesto que la abundancia de salmón es el factor crítico que determina la supervivencia o mortalidad de las orcas, los datos muestran que el conocimiento de las abuelas sobre el entorno –y en particular su memoria de las hambrunas del pasado— es el tan buscado beneficio darwiniano que las orcas menopáusicas aportan a los jóvenes que llevan sus genes. Anciana sabiduría. Presentan sus datos en Current Biology.
Los datos indican que, también en la especie humana, las abuelas mejoran las perspectivas de supervivencia o de reproducción de sus familiares, aunque el mecanismo se desconoce por el momento. Dejando aparte a los nietos que viven de la pensión de sus abuelos en los años de crisis, lo que no parece exactamente un caso de anciana sabiduría.

Arrasado en Lleida el mejor yacimiento de huevos de dinosaurio

Un desconocido machaca los nidos fósiles de Coll de Nargó, de 69 millones de años


Yacimiento en Lleida
Zona con huevos de dinosaurio antes y después del ataque. 
El antropólogo Salvador Moyà compara el caso con los bárbaros ataques del Estado Islámico para destruir las estatuas milenarias del museo de Mosul y de las antiguas ciudades asirias de Nimrod y Nínive, en Irak. En los últimos días, uno o varios vándalos han asaltado el mejor yacimiento de huevos de dinosaurio de Europa, en Coll de Nargó (Lleida), y han arrasado todos sus fósiles, de unos 69 millones de años.
“No han robado nada, lo han destrozado todo con una maza y no se han llevado nada. Es un crimen, una pérdida irrecuperable”, lamenta Moyà, director del Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont (ICP), responsable de la excavación del yacimiento. El investigador recalca que ha sido una destrucción premeditada, no surgida al calor de un botellón en esa zona aislada. “No hemos encontrado nada, ni latas ni botellas”, afirma.
El yacimiento de Coll de Nargó se sitúa al oeste de este pueblo de 600 habitantes del Pirineo de Lleida. En su terreno se han hallado miles de huevos de varias especies de dinosaurios del Cretácico Superior emparentadas con los diplodocus. La zona destruida, llamada el Mirador del Cretáceo, estaba convertida en museo al aire libre y abierta al público. Albergaba una veintena de huevos, hoy arrasados. El 19 de marzo estaba previsto inaugurar una nueva exposición.
Recreación artística de los dinosaurios de Coll de Nargó.
No es el primer suceso extraño que ocurre en Coll de Nargó. El 30 de mayo de 2013, el propietario de la finca en la que se encuentra el yacimiento, Josep Maria M. N., sustrajo en el mismo punto un esqueleto fósil de una cría de un animal vertebrado, posiblemente un dinosaurio de unos 70 millones de años. El bloque de piedra, de 80 kilogramos, fue devuelto un mes más tarde partido en tres trozos, y el responsable fue cazado y juzgado. En enero de este año, una juez de Lleida limitó el castigo a una multa de 90 euros. El acusado alegó que no pretendía robar el fósil, sino denunciar supuestas irregularidades en la excavación del lugar, negadas por los investigadores.
El nuevo ataque fue descubierto ayer durante "una visita rutinaria" por Àngel Galobart, investigador del ICP. “Me quedé como los huevos, de piedra”, recuerda. “Se trata de una destrucción minuciosa, alguien fue huevo por huevo reduciéndolos a polvo. No se puede recuperar nada”, denuncia. “No tenemos ningún indicio de que esta destrucción esté relacionada con el expolio de hace dos años”, asegura. La investigación, iniciada tras una denuncia puesta hoy por el departamento de Cultura de la Generalitat de Cataluña, está en manos de los Mossos d'Esquadra.

“No creo que Rajoy sepa qué es el bosón de Higgs”

Supersimetría, antimateria o un universo "metaestable" que desaparecería de golpe son algunas de las posibilidades teóricas que podría confirmar el mayor acelerador de partículas del mundo, el LHC, explica este físico español


Luis Alvarez-Gaumé
Luis Alvarez-Gaumé, en su despacho del CERN, después de la entrevista. 
En 1978, después de acabar la carrera de Física y la mili, Luis Álvarez-Gaumé se fue a hacer el doctorado a Nueva York. Nunca volvió a trabajar en España. La mayor parte de la carrera de este físico teórico ha transcurrido en el laboratorio europeo de física de partículas CERN, donde trabaja desde 1988 y es ya parte del mobiliario local, como él mismo explica. En el subsuelo de esta instalación en las afueras de Ginebra (Suiza) se ultiman los detalles para encender de nuevo el mayor acelerador de partículas del mundo. La última vez que lo pusieron en marcha se descubrió el bosón de Higgs. Ahora alcanzará el doble de potencia y nadie sabe qué puede hallarse. En una entrevista hecha hace unos días en su despacho del CERN, Álvarez-Gaumé (Madrid, 1955) explicaba a Materia que es posible descubrir la supersimetría o materia oscura, hallazgos mucho más importantes y esenciales para explicar ese 95% del universo del que todavía no se sabe nada.
Álvarez-Gaumé también estaba entre más de un centenar de científicos expatriados que hace unos meses clamaron no ser una leyenda urbana tras unas polémicas declaraciones el presidente del CSIC. Con la distancia de llevar trabajando décadas fuera de España, el físico repasa la política del CERN, una gran organización internacional con más de 2.500 empleados, y el papel deficitario que, en su opinión, está jugando nuestro país en ella.
Ahora todo indica que el universo está muy cerca del precipicio, es como si se fuera a evaporar
Pregunta. ¿El LHC va a cruzar una frontera hacia lo desconocido?
Respuesta. Ciertamente. Una de las cosas que va a hacer es física fina del Higgs. Si hay discrepancias en las formas en las que se desintegra, es una manera de saber que hay física nueva. Una cosa divertida es que si no hay nada más allá del modelo estándar y el Higgs, el universo sería metaestable. El estado fundamental o el vacío en el que vivimos no sería estable sino metaestable, es decir, que podría producirse una especie de burbuja o una hernia y nuestro universo desaparecería. Ahora todo indica que el universo está muy cerca del precipicio, es como si se fuera a evaporar. Es lo que parece que dicen los datos y es uno de los descubrimientos más interesantes del LHC.
P. ¿Qué pasaría entonces con la energía y la materia oscura?
R. Desaparecerían. Cuando miras transiciones de fase sabes que hay estado líquido, sólido y gaseoso. En este caso no sabríamos a dónde iríamos. Sería un nuevo estado que no sabemos cuál es. El universo empezaría a hervir y no sería por las colisiones del CERN (risas). Sería un universo en el que la vida no sería posible. Pero aún así la vida media del universo puede ser gigantesca. Por ahora, hay que seguir pagando la hipoteca y las deudas porque el fin no va a ocurrir pasado mañana.
P. ¿Qué supondría encontrar la supersimetría?
R. Por cada partícula conocida habría una hermana desconocida. Y algunas de ellas podrían ser materia oscura. Hay muchas razones por las que pensamos que tiene que haber algo más allá del sistema estándar. Una de ellas es que los neutrinos oscilan, transmutan entre ellos. Otra cosa: por qué hay materia y no antimateria, eso el modelo estándar no lo explica.
Si existen los gluinos, unas partículas supersimétricas, esto va a ser como las fallas porque aparecerán en grandes cantidades
P. ¿Qué descubrimiento le gustaría más que se hiciese?
R. La supersimetría, tal vez porque he invertido mucho tiempo de mi vida en este campo. Pero si uno deja de ser egoísta, lo que más me gustaría es que la naturaleza nos sorprendiera. La naturaleza debe tener una cantidad de trucos guardados impresionante. Una posibilidad es que el Higgs fuera una partícula compuesta. De momento parece que es una partícula fundamental, pero solo la estamos viendo a cierta energía. Antes también pensábamos que los átomos eran indivisibles. Luego se vio que se dividían en electrones y núcleo. Que el núcleo está hecho de protones y neutrones. Y luego el protón está hecho de quarks. La pregunta es si esto va a seguir ad infinítum o paramos ahí. De momento parece que con la energía a nuestro alcance, tanto los quarks como los electrones, los neutrinos y el higgs son partículas elementales
Para leer más:
http://elpais.com/elpais/2015/03/12/ciencia/1426146912_065646.html

El ébola supera las 10.000 víctimas

Guinea y Sierra Leona no logran frenar la epidemia mientras Liberia lleva dos semanas sin registrar nuevos contagios

Trabajadores sanitarios llevan el cadáver de una víctima de ébola en un nuevo cementerio en las afueras de Monrovia, Liberia. 

El brote de ébola que golpea con saña África Occidental ya se ha llevado la vida de 10.004 personas, según el último informe de situación publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Una cifra terrible, desde que el 6 de diciembre de 2013 muriera un niño de dos años en un pequeño poblado de Guinea tras haber estado jugando con un murciélago que le contagió el virus, que ya es seis veces mayor que las muertes provocadas por el ébola en todos los brotes anteriores juntos. En total, casi 25.000 personas en nueve países de tres continentes se han contagiado del mortal virus durante este brote, de los que 840 eran médicos o personal sanitario (491 han muerto).
Este brote ha causado seis veces más muertes que todos los anteriores conocidos juntos
Liberia (4.162), Guinea (2.187) y Sierra Leona (3.655) son los tres países en los que ha muerto la gran mayoría de las víctimas del ébola. Precisamente este mes se cumple un año desde que se declarara formalmente el brote de ébola, después de que el Ministerio de Sanidad de Guinea declarara la alerta e informara a la OMS. En esos momentos, oficialmente solo se contaban 49 casos y 29 muertes por culpa del virus. En junio, Médicos sin Fronteras alertaba al mundo de que el brote estaba "fuera de control" tras haber matado 330 personas. Y a finales de octubre se contabilizaban 5.000 fallecidosdurante la epidemia.
Aunque algunas proyecciones realizadas tras el verano planteaban escenarios casi apocalípticos con cientos de miles de contagios en enero, lo cierto es que los esfuerzos realizados en los tres países de África Occidental han conseguido frenar la escalada de contagios e invertir la tendencia. En los últimos meses, las infecciones se han estancado en torno a un centenar de nuevos enfermos por semana, lejos de los cero casos exigidos como objetivo.
Liberia ya lo ha conseguido, y lleva dos semanas sin informar de nuevos contagios, después de que la Unidad de Tratamiento de Ébola de Monrovia diera el alta a su última paciente, Beatrice Yandolo, el pasado 5 de marzo. Pero en Guinea y en Sierra Leona, con medio centenar de contagios respectivamente la semana pasada, están lejos de poder cumplir el objetivo.

La NASA lanza una flotilla de cuatro satélites con una misión pionera

La MMS estudiará con alta precisión procesos físicos en la magnetosfera terrestre


La NASA ha facilitado esta fotografía del lanzamiento del Atlas V, en Cabo Cañaveral, el viernes 13 de marzo de 2015.
Esta madrugada, a las 4.44 hora peninsular española, se ha producido el lanzamiento de una flotilla de cuatro satélites científicos que, desplazándose en formación alrededor de la Tierra, estudiarán los procesos físicos de la llamada reconfiguración de los campos magnéticos que se producen en el escudo magnético que protege nuestro planeta de las partículas de alta energía procedentes del Sol. Es la misión Magnetospheric Multiscale (MMS), de la NASA, con un coste de unos mil millones de euros. Los cuatro artefactos espaciales idénticos, han partido hacia el espacio apilados en la punta de un cohete Atlas V preparado en la base espacial de Cabo Cañaveral (Florida).
La MSS es heredera de la misión europea Cluster de la Agencia Europea del Espacio (ESA), también formada por una escuadrilla de cuatro artefactos (lanzados en 2000) volando en formación para estudiar la interacción del Sol con el entorno magnético de la Tierra. La nueva misión avanzada de la NASA proporcionará mayor resolución espacial y temporal en la toma de datos, algo crucial para explorar la región concreta en la que se produce la reconfiguración de los campos magnéticos, proceso que se produce en la denominada región de difusión de electrones, en el que se emiten enormes cantidades de energía y que puede afectar al funcionamiento de satélites de comunicaciones, del sistema GPS e incluso las redes eléctricas en la superficie terrestre. Los científicos esperan, con la nueva información que adquieran, avanzar hacia la predicción del tiempo espacial y ayudar a proteger esos esenciales medios tecnológicos. Además, la reconexión magnética origina rayos cósmicos de alta energía y las auroras.
Los cuatro satélites idénticos de la misión MMs apilados para el lanzamiento en la punta de un cohete Atlas V. 
Cada uno de los cuatro satélites idénticos de la misión MMS pesa 1.250 kilos (incluido combustible) y mide, con una forma octagonal, unos 3,5 metros de ancho y 1,2 metros de alto, con hasta ocho diferentes antenas desplegables para los diferentes sensores. Cada aparato lleva 25 instrumentos científicos a bordo.
Tras el lanzamiento, los cuatro satélites se han desplegado y, en una órbita casi ecuatorial, deben colocarse en una formación precisa, de forma piramidal ajustable, lo que permitirá hacer una exploración tridimensional. “Los sensores de la MMS medirán las velocidades de las partículas cargadas así como los campos magnético y eléctrico, con resolución temporal sin precedentes, de milisegundos, y la precisión necesaria para captar la elusiva, delgada y dinámica región de difusión de electrones”, explica la NASA.
La misión MMS ha sido desarrollada por el Centro de Vuelos Espaciales Goddard, en Maryland, y participan en su programa científicos diversos institutos de investigación estadounidenses en internacionales.

Seis cosas que la física de partículas puede hacer por usted

Airbags contra fracturas y sensores para reducir el derroche de alimentos son algunos de los prototipos salidos del nuevo programa de innovación para jóvenes del CERN


Una de las estudiantes de CBI prueba el prototipo de falda con airbag, que funciona con una pequeña cápsula de gas como la de los chalecos salvavidas 

El Gran Colisionador de Hadrones (LHC) es el acelerador de partículas más grande del mundo y también el más caro. Construirlo costó a los países europeos y otros socios unos 6.000 millones de euros. Solo en electricidad la instalación gasta unos 19 millones de euros al año y la institución que lo aloja, el laboratorio europeo de física de partículas CERN, tiene un presupuesto anual de más de 1.000 millones de euros que pagan los países miembros. Ante estas cifras astronómicas cualquier ciudadano podría preguntarse ¿y a mí, de qué me sirve todo esto? Más allá de los ejemplos más célebres, como el Internet, que nació en esta institución, o sistemas mejorados de imagen médica, la pregunta desvela una carencia. Debido a lo ambiciosos que son sus objetivos científicos -desvelar algunos de los mayores enigmas del universo- y la sofisticación de la tecnología necesaria para hacerlo, es difícil ver cómo el esfuerzo material y económico que se hace en el LHC revierte en la sociedad.
Un nuevo programa desarrollado por el CERN en colaboración con universidades europeas se propone aprovechar el talento de los mejores físicos e ingenieros del mundo y las tecnologías que aloja esta enorme instalación con sede en Ginebra para intentar responder a la pregunta de ese ciudadano imaginario con ejemplos palpables. De paso, crea un nuevo programa formativo para jóvenes que no tiene que ver con la física de partículas, sino con el desarrollo de productos innovadores.
El CERN no se dedica a la educación, sino a la investigación, y lo que estamos haciendo es cambiar esa filosofía
Hace dos semanas, entre los prototipos presentados en la segunda edición de este programa, llamado Innovación Basada en Retos (CBI, en sus siglas inglesas), podían encontrarse faldas con airbag para evitar una rotura de cadera o sensores que analizan el interior de un alimento. Estos y otros prototipos pretenden atacar importantes problemas de las sociedades actuales, como el envejecimiento de la población y el creciente coste sanitario que suponen las caídas de personas mayores, el derroche de comida en su foco principal: los hogares.
Todos los prototipos han sido diseñados por estudiantes de máster de siete universidades en colaboración con expertos del CERN. Todos pretenden inspirarse en tecnologías desarrolladas para la investigación en física de partículas. Por ejemplo, gracias al enorme potencial de computación de este laboratorio europeo, el analizador de alimentos podría crear una vasta librería de datos de todas las frutas y verduras de consumo humano y sus parámetros de frescor y composición. Muchas frutas emiten un gas llamado etileno que, en el ambiente cerrado de un frigorífico, hace que otras frutas maduren y se pudran más rápido. Uno de estos sensores conectado a un ordenador podría enseñarle al ciudadano cómo colocar los alimentos dentro del frigorífico para que duren más tiempo, avisar de cuándo debe ser consumido un producto que está a punto de echarse a perder y evitar el desperdicio en cadena causado por el etileno. “En el LHC se ha desarrollado una tecnología que permite analizar 40 millones de colisiones entre partículas y es esa capacidad la que nos interesa”, resumía hace unos días el Nelson Gaash, uno de los estudiantes del programa, durante la presentación de los prototipos en la sede CERN, a la que Materia fue invitada por los organizadores.
Los desarrolladores de un sensor modular analiza el estado de una fruta 
En este centro de investigación también hay buenos expertos en robótica. En su trabajo se ha inspirado otro equipo de estudiantes para diseñar un algoritmo capaz de reconocer cuándo una persona se está cayendo y puede romperse la cadera. “El algoritmo acierta en torno al 96% de las veces y activa un airbag que va cosido en uno de los laterales de una falda”, explicaba Jordi Sánchez, estudiante del IED. Tanto las fracturas de cadera como la osteoporosis afectan mayoritariamente a mujeres. Las fracturas relacionadas con la osteoporosis suponen un gasto de unos 27.000 millones de euros en la UE al año.
El CBI es un programa educativo de seis meses para jóvenes especializados en tres disciplinas: ingeniería, diseño y dirección y administración de empresas. Los jóvenes reciben un reto de la sociedad y desarrollan un prototipo de tecnología para intentar solucionarlo. En esta segunda edición, tres universidades españolas -todas en Barcelona- han entrado a participar en el programa: la Universidad Politécnica de Cataluña, el Instituto de Diseño IED y el ESADE. Los otros cuatro proyectos desarrollados este año incluían nuevos sistemas para controlar el funcionamiento de edificios de forma remota y otros tres para mejorar la calidad de vida de personas ante la ceguera, el alzhéimer o el síndrome de asperger.
“El CERN no se dedica a la educación, sino a la investigación, y lo que estamos haciendo aquí es cambiar esa filosofía”, explica Markus Nordberg, responsable del programa. “No se trata de desarrollar nuevos productos, sino de ayudar a la gente”, resalta.

El número pi no es 3,14

Los matemáticos celebran hoy el Día de Pi, una constante conocida desde hace milenios que todavía genera fascinantes problemas, como averiguar si contiene infinitas veces el 5

Un pastel elaborado por un bloguero de EE UU el 14 de marzo de 2010.

El 20 de noviembre de 2005, mientras una patera con 10 personas a bordo desaparecía frente a las costas de Cádiz, mientras una tormenta tropical dejaba 11 muertos en Honduras, mientras el tenista suizo Roger Federer perdía su primer partido tras ganar 24 finales consecutivas, el chino Chao Lu recitaba números sin parar. Durante 24 horas y cuatro minutos, grabado por 26 cámaras y con decenas de testigos de la Universidad de Agricultura y Ciencias Forestales del Noroeste, en la provincia china de Shaanxi, Chao Lu cantó de memoria 67.890 decimales del número pi. Su hazaña fue certificada por el Libro Guinness de los records. No falló ni uno.
“Cuando alguien escribe que pi es igual a 3,14 me lloran los ojos”, confiesa el matemático Javier Cilleruelo, asombrado por los enigmas milenarios que oculta el número. Pi no es 3,14, como aprendimos en el colegio. Ni siquiera es 3,141592653, la cifra que hace que esta mañana se celebre el Día de Pi por representar, según la notación anglosajona, del mes 3, el día 14, del año 15, a las 9 horas, 26 minutos y 53 segundos. Y pi tampoco es el larguísimo número que memorizó Chau Lao. “Pi es la razón entre el perímetro de una circunferencia y su diámetro”, zanja Cilleruelo, miembro del Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT), en Madrid. Pi, por lo tanto, es eterno.
En internet, es sencillo encontrar a chavales con los ojos vendadosrecitando de memoria los 1.000 primeros decimales del número pi. No llegan al prodigio de Chau Lo, pero tienen mérito. “Pi es un número irracional. No sigue ningún patrón y tiene un número infinito de cifras”, explica Cilleruelo. Esto significa que el número de teléfono móvil o el DNI de cualquier persona que esté leyendo esto probablemente aparecerán entre los primeros millones de decimales de pi, como se puede comprobar en varias páginas web. El teléfono móvil que publicó Wikileaks del expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, por ejemplo, aparece a partir del decimal número 85.711.627.
El chino Chao Lu cantó de memoria 67.890 decimales de pi en 2005
En el colegio, los alumnos calculan cuánto tiene que medir una valla para rodear un jardín circular. Lo logran gracias a la famosa fórmula 2·π·r, en la que la r es el radio, la distancia desde la valla al centro del jardín. Bastan 39 cifras decimales para calcular la longitud de una circunferencia capaz de abarcar todo el universo conocido, con un error más pequeño que el radio de un átomo de hidrógeno. Sin embargo, los científicos no se han conformado con averiguar 39 decimales de pi.
En 2011, los ingenieros Alexander Yee, estadounidense, y Shigeru Kondo, japonés, calcularon los 10 primeros billones de decimales de pi. Su ordenador tardó casi un año en completar las operaciones y a punto estuvieron de fracasar, cuando el 11 de marzo de aquel año un terremoto y un tsunami golpearon la costa este de Japón, matando a unas 18.000 personas. La red eléctrica de medio país quedó destrozada, pero el PC que conquistaba un nuevo mundo matemático estaba conectado a otra red.
“Los que intentan averiguar más decimales no son friquis exóticos. Para llegar a billones de dígitos tienes que utilizar algoritmos ingeniosos, desarrollar nuevas matemáticas que permitirán resolver otros problemas”, señala Cilleruelo. Pi es una prueba de fuego en el mundo de la computación.
Para leer más:
http://elpais.com/elpais/2015/03/13/ciencia/1426279728_452492.html

Últimas noticias del fin del mundo

A las viejas amenazas capaces de desatar una hecatombe se unen nuevas, como la inteligencia artificial o la nanotecnología



La colisión de un gran asteroide de cinco kilómetros liberaría, según los científicos, la energía de 100.000 bombas atómicas.

El fin del mundo ha sido siempre patrimonio de la religión y, ocasionalmente, de Hollywood y sus películas de catástrofes. Sin embargo, la ciencia va acumulando datos y empieza a tomarse en serio los riesgos de que un fenómeno natural o provocado por los humanos pueda acabar con la civilización. Un reciente informe detalla los 12 grandes riesgos que podrían provocar el Apocalipsis anunciado en los textos sagrados o en las salas de cine.
"La mayoría de los guiones de Hollywood exigen heroicos esfuerzos para salvarnos y los grupos religiosos milenaristas le buscan un significado trascendente a estos desastres", dice el investigador del Instituto para el Futuro de la Humanidad de la Universidad de Oxford (IFH) y coautor del informe, Stuart Armstrong. Sin embargo, para la ciencia, "estos riesgos son principalmente cuestiones que pueden reducirse a conceptos nada glamurosos, como la eficiencia energética, y la mayoría no tienen ningún significado o racionalidad detrás", añade.
El IFH y la Fundación Retos Globales, basada en Suecia, han recopilado todo lo que la ciencia sabe sobre estos posibles cataclismos con tan poco encanto. Una treintena de expertos repasaron centenares de libros y artículos científicos hasta obtener un listado con los eventos que podrían acabar con la civilización humana, incluso con la propia existencia de los humanos. El informe 12 riesgos para la civilización humana hace hasta una estimación de la probabilidad de que alguno suceda en los próximos 100 años.
Unos peligros, como el cambio climático o la guerra nuclear, llevan tiempo entre nosotros. Otros son tecnologías emergentes que podrían tener un lado oscuro, como la inteligencia artificial o la biología sintética. Y algunos siempre han estado ahí y en el pasado provocaron grandes extinciones sobre la Tierra, como el impacto de un gran asteroide o la erupción de un supervolcán. Además, entre varios de ellos podrían existir conexiones que agravaran el resultado final, haciendo imposible la vida sobre el planeta, al menos tal y como se conoce.

La mayoría de los peligros para la civilización humana han nacido dentro de ella
Lo que enseguida llama la atención en la lista es que la mayoría de los enemigos de la civilización humana han nacido dentro de ella. Solo en dos eventos, el impacto de un gran asteroide o la erupción de un supervolcán, los humanos tienen poco que ver. Incluso en el caso de una pandemia global, hay un factor humano llamado globalización. En el pasado, epidemias como la peste negra o la gripe española no fueron apocalípticas porque el mundo no estaba tan conectado como hoy.
"En la actualidad, los riesgos tecnológicos, especialmente la biología sintética, la inteligencia artificial y la nanotecnología, parecen suponer una mayor amenaza que los riesgos naturales, con la posible excepción de las pandemias", dice Armstrong. "La guerra nuclear también es una gran amenaza y es un riesgo antropogénico aunque no sea estrictamente de origen tecnológico", añade este experto en inteligencia artificial y riesgos globales.
La lista de los 12 jinetes del Apocalipsis no ha sido elaborada siguiendo un orden jerárquico, según su mayor o menor probabilidad o intensidad. La encabeza el cambio climático al que los investigadores le añaden el adjetivo de extremo. Es el prototipo de riesgo antropogénico o endógeno. El progreso humano no ha sido mayor en la historia como desde la Revolución Industrial y las revoluciones científicas asociadas a ella. Creación de riqueza, elevación general del nivel de vida, mejora de las condiciones sanitarias...

Para leer más:
http://elpais.com/elpais/2015/03/14/ciencia/1426352423_967749.html

“Hemos perdido gran parte de nuestra capacidad para sobrevivir”

Lewis Darnell acaba de publicar 'Abrir en caso de apocalipsis', una guía para reconstruir la civilización paso a paso después de una gran catástrofe global

Lewis Dartnell, astrobiólogo y autor del libro 'Abrir en caso de apocalipsis' 

A las seis de la tarde, en la estación de Waterloo, en Londres, parece difícil imaginar la posibilidad de que la civilización moderna pueda derrumbarse. Bajo enormes estructuras de acero, individuos procedentes de medio mundo comen y beben productos que parecen inagotables. Un flujo de electricidad casi infalible facilita un trasiego frenético aún cuando ya ha caído la noche, y los trenes devuelven a sus casas a los trabajadores que regresan tras una jornada más manteniendo en marcha su pequeña pieza del engranaje capitalista.
Allí, muy cerca de las instituciones donde científicos como Michael Faraday o Charles Darwin ayudaron a crear el mundo moderno, llega también el tren de Lewis Dartnell (Reino Unido, 1980). Astrobiólogo de profesión, acaba de publicar en España Abrir en caso de apocalispsis (Debate), un libro en el que se plantea los pasos necesarios para reanimar la sociedad moderna tras una hecatombe nuclear, una epidemia letal o cualquier otra gran catástrofe planetaria.
Si perdemos un tercio de la población hoy, no podríamos continuar como si nada
En poco más de 300 páginas, Dartnell muestra que ni la comida aparentemente inagotable ni el flujo eléctrico supuestamente infalible son frutos de un fenómeno mágico, sino de un sofisticado sistema construido por siglos de ingenio humano que podría evaporarse de repente. El libro explica paso a paso cómo recuperar las tecnologías básicas sobre las que se sustenta el mundo actual y por el camino hace una radiografía que permite ver las tripas al mecanismo del que depende nuestro estilo de vida y sobre el que la mayoría conoce muy poco.
Pregunta. Los humanos de la prehistoria o los agricultores de la Edad Media conocían casi todo sobre el funcionamiento de su mundo. Los humanos actuales lo desconocen casi todo sobre el suyo.
Respuesta. Como sociedad somos más competentes, tenemos capacidades increíbles, pero como individuos hemos perdido gran parte de nuestra capacidad para sobrevivir. Esa es la forma en que la civilización progresa. No es posible que todo el mundo sepa cómo funciona todo. Para que la sociedad sea más compleja, cada persona tiene que tener un conocimiento específico y concentrado.
P. ¿Esto nos hace más vulnerables?
Los europeos no eran más listos que el resto, solo estuvieron en el lugar y el momento adecuado
R. Si la civilización se desmorona nos costará más llegar hasta el punto en el que estamos ahora. Además, esa complejidad hace que todo esté interconectado. Si quieres producir comida, necesitas electricidad para hacer fertilizantes, y necesitas petróleo y combustibles fósiles para transportarlo todo. Si hay un desastre, con que retires uno de esos ladrillos el muro se derrumba. En la década de 1340, cuando la peste negra azotó Europa, un tercio de la población europea murió y básicamente nada cambió. Si perdemos un tercio de la población hoy, no podríamos continuar como si nada.
P. ¿Hay planes gubernamentales para reiniciar la civilización en caso de una catástrofe global?
R. No lo sé, pero sospecho que no, porque los Gobiernos, que son elegidos cada cuatro años, no van a dedicar recursos a reconstruir una civilización cuando ya no existan. Si la civilización cae, por definición, el Gobierno ya no existirá.
P. ¿Haría falta enseñar los mecanismos básicos de nuestra tecnología y nuestra civilización en las escuelas?
Algunos prisioneros durante la II Guerra Mundial hicieron equipos de radio, utilizando alambre de espino
R. Por una parte, no creo que tengamos que enseñar eso en la escuela. Lo que las escuelas tienen que hacer es enseñar a la gente las habilidades que necesita durante la época que le ha tocado vivir. Hace 200 años necesitábamos muchos granjeros para producir comida, pero eso ya no tiene sentido. No obstante, aunque no lo necesites, y esa es la filosofía detrás del libro, entender los principios y los fundamentos básicos detrás de todos esos procesos, y valorarlos, es importante. Vamos a un supermercado y la comida aparece como por arte de magia o vamos a una tienda y compramos ropa que no tenemos ni idea de cómo se hizo. Yo me siento un poco insatisfecho con esa sensación de desconexión y creo que el conocimiento nos hará sentir mejor.

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