jueves, 1 de enero de 2015

Descubierto un proceso que rejuvenece el sistema inmunitario

La activación de los linfocitos puede ayudar a tratar infecciones o cánceres.

David Escors en su laboratorio. 
El sistema inmunitario —las defensas del organismo— también envejece. En concreto los linfocitos T, que son clave en la detección de organismos extraños para su posterior eliminación, van perdiendo sus propiedades con el tiempo, lo que explica, por ejemplo, por qué las personas mayores son más propensas a adquirir infecciones. El proceso por el que esto ocurre ha sido descrito por un equipo liderado por David Escors, del organismo de investigación Navarrabiomed, lo que permite pensar en trabajar para revertirlo. Lo han publicado en Nature Immunology.
El proceso de envejecimiento es más rápido de lo que se piensa. El propio Escors, que midió su sistema inmunitario como parte del trabajo, tenía entre un 35% y un 40% de sus linfocitos T envejecidos a los 37 años, cuando fue analizado (ahora tiene 40).
En el proceso están involucradas varias rutas (el gen p38, la AMPK), lo que ofrece distintas alternativas para actuar sobre ellas. La idea es reactivar el sistema inmunitario para fortalecerlo cuando surge una infección o para activarlo en inmunoterapias contra el cáncer, por ejemplo. De hecho, ya hay fármacos que actúan sobre el p38 (presente en algunos tipos de cáncer).
El AMPK también actúa cuando detecta una bajada de glucosa (el nutriente básico de las células), y activa un sistema de ahorro que reduce las divisiones celulares (y, por tanto, el envejecimiento).Otra opción sería usar una terapia génica para modificar los linfocitos y que perdieran la capacidad de envejecer. Por ejemplo, el sensor metabólico AMPK activa el p38, que, a su vez, hace que no se exprese la telomerasa. Esta enzima es clave para mantener la integridad de la información genética en la división celular, y al inhibirla se impide ese proceso. La consecuencia, al no haber envejecimiento, es que no hay mutaciones (cambios en el ADN que dan lugar a comportamientos anómalos de las células), y se detiene el proceso.
El proceso, sin embargo, tiene otra lectura, y lo importante es encontrar el equilibrio. El envejecimiento de los linfocitos y su consecuente inactivación es un mecanismo de protección ante las mutaciones que hayan podido adquirir. Por eso a la hora de rejuvenecerlos hay que tener en cuenta ese aspecto con sus posibles riesgos (una reacción autoinmune, por ejemplo).

Las bacterias moran en las entrañas de la Tierra

El taladro más profundo halla “intraterrestres” 2,4 kilómetros bajo el fondo marino


El buque japonés Chikyu.
No está resultando fácil hallar vida alienígena en otros planetas, pero a este paso acabaremos encontrándola en el nuestro. El taladro más profundo que se ha introducido nunca bajo el fondo oceánico –en una misión del Programa Internacional de Descubrimiento del Océano, IODP— ha encontrado bacterias a 2,4 kilómetros bajo el suelo marino junto a Japón. Allí abajo no hay mucho que hacer, realmente, y los microorganismos subsisten a base de una magra dieta de hidrocarburos y un aburrido estilo de vida cercano a la hibernación. Pero el caso es que allí están, y quién sabe cuánto más abajo. Ya tienen un nombre: los intraterrestres.
Este viaje microbiológico al centro de la Tierra es solo una de las pistas que la ciencia reciente viene obteniendo sobre la resistencia tenaz de los organismos a unas condiciones que no hace mucho se consideraban incompatibles con la vida. Desde el entorno radiactivo de las centrales nucleares hasta las fumarolas hidrotermales de las dorsales centro-oceánicas por donde emergen los gases hirvientes del infierno, las bacterias parecen estar por todas partes en las que hemos sido capaces de mirar. Los marcianos viven entre nosotros.
Los hallazgos del IODP se han presentado en la reunión de otoño de la Unión Geofísica Americana que, pese a su nombre, se celebra del 15 al 29 de diciembre en San Francisco, y es el mayor congreso del mundo sobre las ciencias de la Tierra y el espacio, este año con cerca de 24.000 asistentes. Los científicos del proyecto de taladro profundo pertenecen a la Universidad de Southern California, Caltech, el Jet Propulsión Laboratory de la NASA, el Instituto de Investigación del Desierto de Nevada (DRI) y el Rensselaer Polytechnic Institute en Nueva York, junto a científicos de dos institucionaes japonesas (CDEX y JAMSTEC).
La expedición 337 del IODP tuvo lugar entre julio y septiembre de 2012, frente a la costa de Shimokita, Japón. El buque japonés Chikyu, cuyo aspecto es vagamente similar a una torre petrolífera, introdujo un “taladro monstruo” –en palabras de los investigadores del IODP— que primero se sumergió a 1.180 metros hasta el fondo marino y después taladró la cifra récord de 2.400 metros bajo el fondo y a través de los estratos geológicos. Las muestras, por tanto, proceden de 3,5 kilómetros bajo la superficie del mar.
En esas profundidades inhóspitas, donde no llega un solo fotón de luz ni una molécula de oxígeno, con una presencia de agua poco menos que residual y muy poco que llevarse a la boca, los científicos han hallado unas bacterias insólitas, pequeñas y esféricas, y además han sido capaces de cultivarlas en condiciones de laboratorio y someterlas a una serie de experimentos microbiológicos.
Para leer más:
http://elpais.com/elpais/2014/12/22/ciencia/1419237060_948814.html

Dos semanas menos de radioterapia

Administrar dosis más altas permite acortar el tiempo de terapia de cinco a tres semanas

El hipofraccionamiento se aplica al 30% de pacientes con cáncer de mama.

Paciente sometida a radioterapia con hipofraccionamiento en el Instituto Valenciano de Oncología. 
Vicenta tiene más de 50 años y un tumor de mama pequeño de buen pronóstico que no ha llegado a afectar los ganglios. Hace cinco años, después de operarle y extirparle las células neoplásicas, debería de haberse sometido a cinco semanas de tratamiento de radioterapia, con sesiones de lunes a viernes. Sin embargo, ahora solo se someterá a los haces de rayos X del acelerador lineal del Instituto Valenciano de Oncología (IVO) durante tres semanas.
La radioterapia contra el cáncer de mama precoz está cambiando. El objetivo consiste en acortar el número de sesiones a cambio de aumentar la intensidad (la irradiación) en cada una de ellas. Esta técnica, denominada hipofraccionamiento, ya se aplica en un 30% de las pacientes, según estima Manel Algara, especialista en oncología radioterápica del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (Geicam), aunque la tasa óptima debería acercarse al 40%.
Para leer más:
http://elpais.com/elpais/2014/12/19/ciencia/1419018561_379167.html

¿Por qué nuestros abuelos tenían menos riesgo de ser obesos?

Las personas nacidas antes de 1942 parecen inmunes al "gen de la gordura", mientras sus efectos se doblan en generaciones posteriores


Las personas nacidas después de 1942 son vulnerables a los factores genéticos de obesidad 
Mientras las sociedades occidentales se hacen cada vez más obesas, cabe preguntarse si cualquier tiempo pasado fue mejor. ¿Antaño la gente era más delgada? ¿Tienen nuestros abuelos o padres el mismo riesgo que nosotros de ser gordos? Responder a estas preguntas no es fácil. Muy pocos países acumulan datos suficientes como para observar en acción, durante varias generaciones, a los dos determinantes de la obesidad: factores externos como la dieta o el ejercicio físico, por un lado, y la genética, por otro. Ahora, gracias al seguimiento médico de miles de personas durante casi 40 años, un equipo de EE UU ha determinado que hay un tercer factor esencial en la obesidad: el año de nacimiento.
El trabajo intenta explicar el espectacular aumento de la obesidad en las últimas décadas en EE UU, donde este problema se ha cuadruplicado en generaciones jóvenes. España sufre una situación similar y aquí también se han duplicado las tasas de niños y adultos obesos. Los responsables del estudio se centran en el gen FTO, el mayor factor de riesgo genético conocido a la hora de ganar peso.Hasta ahora, varios estudios habían demostrado que una variante de este gen le da al portador unos tres kilos más de media y un mayor riesgo de acabar siendo obeso. Pero el nuevo estudio muestra que esto solo es verdad en las generaciones más recientes y que hay una frontera temporal bien establecida. Las personas nacidas antes de 1942 parecen inmunes a los efectos genéticos de la obesidad a pesar de tener el gen de la gordura.
“La correlación entre la variante genética de obesidad más conocida y el índice de masa corporal crece a medida que aumenta la fecha de nacimiento”, detalla James Niels Rosenquist, médico del Hospital General de Massachusetts y coautor del estudio, publicado en PNAS. Esto parece indicar, por primera vez, que la fecha de nacimiento es una variable más en la ecuación entre genética y entorno cuando se trata de buscar las causas de la obesidad y, quizás, de otras enfermedades, añade Rosenquist.
Los autores del estudio creen estar ante un caso de manual de cómo el ambiente cambia la expresión genética, aunque no pueden determinar la causa exacta. Sí apuntan al cambio radical que supuso el final de la II Guerra Mundial. “Sabemos que el ambiente juega un papel enorme en la expresión de los genes y el hecho de que el efecto que hemos visto se dé incluso entre hermanos nacidos en años diferentes implica que factores ambientales globales como el cambio en los productos alimentarios y el volumen de actividad en el trabajo influyen en las variantes genéticas”, añade Rosenquist.
Para leer más:
http://elpais.com/elpais/2014/12/30/ciencia/1419965912_792144.html