Vista de uno de los detectores del Gran Colisionador de Hadrones (LHC).
20.129 contagiados y 7.879 muertos. Es el balance, hasta ahora, de la epidemia de ébola en África Occidental. Acabar con ella será uno de los grandes retos para el nuevo año, en el que el LHC, el gran acelerador de partículas en el que se detectó el bosón de Higgs, retomará su actividad. Reino Unido estrenará un Instituto Nacional del Grafeno y tanto ese país como EEUU abrirán centros para la investigación genética.
En 2015 la comunidad internacional tendrá que llegar también a un acuerdo que permita firmar un nuevo protocolo para luchar contra el cambio climático que sustituya al de Kioto. Mientras tanto, los científicos del clima seguirán estudiando la relación entre las emisiones contaminantes y el aumento de las temperaturas, y recabando nuevos datos durante las expediciones marinas previstas, o con la puesta en marcha del Observatorio de los Océanos en EEUU para monitorizar los mares en tiempo real. La revista Natureselecciona esta semana algunos de los avances más esperados para 2015.
EL ACELERADOR LHC VUELVE A OPERAR TRAS HALLAR EL BOSÓN DE HIGGS
Todo está listo en el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN), situado entre Francia y Suiza, para que el imponente acelerador LHC, en el que se descubrió el bosón de Higgs en 2012, retome su actividad tras un parón de dos años durante los cuales ha sido renovado y casi se ha doblado su energía. Así, ésta aumentará de 7-8 teraelectronvoltios (TeV) a 13 TeV. Según explica a EL MUNDO Jesús Puerta, investigador del CIEMAT y físico del detector CMS del CERN, la puesta en marcha del acelerador y de los experimentos será gradual. «En estos momentos todo el anillo está refrigerado, listo para que en enero se pueda a empezar a subir la corriente en los dipolos que curvan las partículas. Posteriormente, en febrero y marzo comenzarán a circular los haces de partículas por el tubo, para ser acelerados. Y para primavera esperamos las primeras colisiones de haces en los experimentos», relata. «Probablemente para junio los experimentos puedan empezar a recolectar datos válidos para comenzar con los primeros análisis de física». «Espero que estas colisiones abran la puerta a descubrimientos tan importantes como el mecanismo de Brout-Englert-Higgs» afirma en Nature el director general del CERN, Rolf-Dieter Heuer, al que en 2015 relevará de su cargo la física italiana Fabiola Gianotti. «Las propiedades del bosón de Higgs tendrán que ser medidas ahora con gran precisión. Además, aún hay muchas cosas que no entendemos sobre el origen y evolución del Universo. Por ejemplo, de qué está formada la materia oscura, ¿podrían ser partículas supersimétricas que se pueden producir en el LHC? O por qué todo lo que nos rodea es materia, cómo desapareció la antimateria, en qué momento se produjo la asimetría entre materia y antimateria en nuestro Universo...si la materia y la antimateria se produjeron en cantidades iguales cuando se originó el Universo...Todo esto y mucho más esperamos entender cuando el LHC comience a funcionar en 2015», explica María Chamizo, física del CERN e investigadora del CIEMAT.
EL ESPERADO FIN DEL ÉBOLA
UN NUEVO 'PROTOCOLO DE KIOTO'
«Los humanos somos responsables del cambio climático. La ciencia ha demostrado que no hay ninguna duda», asegura enNature Christiana Figueres, secretaria ejecutiva de la Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Por esa razón, sostiene, en diciembre, en París, los países deberán firmar un nuevo acuerdo para combatir el cambio climático con el que los humanos consigan un equilibrio y se consiga dejar de producir emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera para finales de siglo. Las cifras están claras, argumenta. Posponer esta tarea, advierte Figueres, se traducirá en altos costes económicos y pérdidas humanas. Sin embargo, emprender medidas se traducirá en inmediatos beneficios económicos. El débil acuerdo que se alcanzó durante la última cumbre del clima celebrada este mes de diciembre obligará a que los 195 países refuercen sus esfuerzos en París para conseguir un protocolo que sustituya al de Kioto y que contemple medidas lo suficientemente ambiciosas como para frenar el aumento de las temperaturas.