domingo, 15 de febrero de 2015

Viaje a la capital más contaminada del mundo

El desarrollo económico y la sedentarización de la población nómada de Mongolia crean una atmósfera irrespirable en Ulán Bator

Un 10% de las muertes en la ciudad están relacionadas con la polución.


Vistas de la contaminación que cubre Ulán Bator desde los suburbios de 'gers'. 

Mongolia evoca imágenes de estepas interminables, cielos azules, animales en libertad, y tradiciones ancestrales que se resisten a morir. Al fin y al cabo, su territorio triplica en superficie al de Francia pero alberga a menos habitantes que los de Madrid, un hecho que convierte al país de Gengis Kan en el de menor densidad de población del mundo, y en uno de los más remotos. No obstante, la mitad de los tres millones de mongoles respira en invierno el aire más contaminado del planeta.
Son los habitantes que se concentran en la capital, Ulán Bator, una ciudad que crece al frenético ritmo de la globalización y de una economía que explota el filón de la minería: atraídos por oportunidades laborales que muchas veces no se materializan, entre 30.000 y 40.000 nómadas abrazan aquí la vida sedentaria y hacen valer su derecho constitucional a una parcela de tierra para instalarse con sus yurtas en las colinas que protegen la capital.

Entre 30.000 y 40.000 nómadas abrazan aquí la vida sedentaria y hacen valer su derecho constitucional a una parcela de tierra
El problema es que, al igual que hacían en el campo, queman carbón y madera en sus anticuadas estufas para combatir las duras temperaturas, que también convierten a Ulán Bator en la capital más fría del planeta. De hecho, de madrugada el mercurio puede desplomarse hasta los 40 grados bajo cero. Ese es también el momento en el que las imponentes centrales térmicas que han sido engullidas ya por la megalópolis se encuentran al máximo rendimiento, emitiendo gruesos chorros de gases contaminantes a la atmósfera. Y antes de que amanezca las inadecuadas infraestructuras viarias se colapsan con un perpetuo atasco.
Desafortunadamente, la combinación de estos tres factores socioeconómicos tiene efectos dramáticos: en 2013 la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirmó que un 10% de las muertes registradas en la ciudad, la capital más contaminada del mundo en invierno por delante incluso de Pekín o Nueva Delhi, estaban relacionadas con la polució. Entre 2004 y 2008 se produjo un aumento del 45% en los casos de enfermedades respiratorias, que, según el Banco Mundial, provocan un gasto adicional en Sanidad de más de 300 millones de euros al año. Y la situación no mejora.

Para leer más:http://elpais.com/elpais/2015/01/30/ciencia/1422641604_479888.html

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