domingo, 1 de febrero de 2015

Los psicópatas no aprenden del castigo

Un escáner a decenas de criminales muestra anormalidades en el cerebro de los delincuentes con alguna psicopatía


Charles Manson (en la imagen escoltado al juzgado) y su 'familia' cometieron una serie de asesinatos a finales de los sesenta. Cumple cadena perpetua. 
Los psicópatas condenados por delitos graves muestran una actividad cerebral diferente de la del resto de personas, incluidos otros asesinos. El escáner cerebral a una treintena de criminales muestra que los afectados por una psicopatía presentan anomalías en las partes del cerebro implicadas en el aprendizaje. Pueden aprender de los premios, pero parecen incapaces de hacerlo con el castigo.
Un grupo de psiquiatras forenses y neurocientíficos han tenido la rara ocasión de echar un vistazo en el cerebro de una docena de psicópatas británicos encarcelados por asesinato, violaciones o intento de homicidio. Registraron su actividad cerebral con la técnica de imagen por resonancia magnética funcional (FNRI, por sus siglas en inglés) mientras realizaban una serie de ejercicios donde podían ganar o perder puntos.
Para poder comparar sus resultados y buscar las diferencias, los investigadores realizaron el mismo experimento con una veintena de reclusos condenados también por delitos muy graves pero que no habían sido diagnosticados con psicopatía. Otras 18 personas sanas y libres completaron la muestra. El ejercicio era una sencilla tarea de elegir una imagen de entre una pareja. Si acertaban, recibían 100 puntos, si perdían se los restaban. Para provocar cambios en la conducta, al cabo de cierto tiempo, en un porcentaje de las pruebas, el juego penalizaba lo que ellos creían que era un acierto. Buscaban así un aprendizaje adaptativo.
La muestra incluye a una docena de psicópatas y una veintena de criminales sin rasgos psicóticos
"En comparación tanto con los hombres normales y no violentos como con los violentos antisociales que no son psicópatas, el grupo psicopático mostró un aumento de actividad anormal en el cingulado posterior y en la ínsula anterior cuando eran castigados de forma inesperada", dice el doctor del Instituto de Psiquiatría del King's College de Londres, Nigel Blackwood.
Ambas zonas del córtex cerebral están implicadas en el aprendizaje basado en premios y castigos. El giro cingulado, en particular, estaría relacionado en la modificación de la conducta en respuesta a un cambio inesperado, según anteriores investigaciones. En cuanto a la ínsula anterior, interviene en la motivación. Estudios previos han demostrado, por ejemplo, que una lesión en esta zona puede afectar al cálculo a la hora de tomar decisiones que puedan acarrear un resultado negativo.
Sin embargo, la actividad cerebral tras un premio era completamente diferente. Según explican los autores de la investigación en la revista Lancet Psychiatry, el escáner cerebral de los delincuentes no psicópatas y los no delincuentes mostraban una gran actividad en estas zonas cerebrales cuando eran premiados, algo que no sucedía en la misma medida en el caso de los psicópatas.

Para leer más:
http://elpais.com/elpais/2015/01/27/ciencia/1422382186_275266.html

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