lunes, 27 de abril de 2015

‘Maglev’, el tren que vuela

Japón retoma la carrera de los ‘supertrenes’ con un ‘maglev’ que supera los 600 km/h


ATLAS

Ajeno y lejano a las polémicas electorales sobre el AVE, otro tren de alta velocidad atravesaba el pasado martes el plácido paisaje del monte Fuji. Al símbolo del Japón inmemorial lo vuelve a retar un ingenio humano, un tren de levitación magnética o maglev, que acaba de batir el récord mundial al alcanzar un pico de velocidad de 603 km/h y mantenerse durante 11 segundos por encima de los 600. Un periodista de la agencia France Press que viajaba en uno de sus once coches comparó el vértigo que sintió con el acelerón al de un despegue. Y no eso lo único en lo que este tren se parece a un avión.
Maglev, el tren más rápido del mundo
El tren más rápido del mundo. 
¿Cómo se consigue que un tren corra a esa velocidad? Haciéndole volar, literalmente. El SCMaglev L0, que así se llama el maglevjaponés, levita a 10 centímetros sobre su base. Tren y ferrocarril no son ya sinónimos: ahora se prescinde de las vías; el rozamiento con ellas haría imposible alcanzar esas velocidades. En su lugar, el tren se desplaza dentro de una guía-viga de hormigón con forma de ‘u’. Lo encauzan, lo propulsan y lo sostienen en el aire unos potentes electroimanes: “La tecnología está basada en el simple principio de atracción y repulsión magnética: los dos polos de un imán se atraen si son de distinto signo y se repelen si son del mismo. En el fondo, el funcionamiento de cualquier motor eléctrico está basado en el mismo principio, pero aquí se aplica de otra forma”, explica Iñaki Barrón, director de Alta Velocidad de la Unión Internacional de Ferrocarriles.
A mayor electricidad, mayor campo magnético se crea. El ‘maglevnecesita uno 100.000 veces más potente que el de la Tierra. Para sacarle el máximo a la costosa y abundante energía que precisa, en el ‘maglev’ se utilizan materiales superconductores, que transmiten mejor la electricidad cuando su temperatura desciende a 269ºC bajo cero.
Unos electroimanes lo encauzan, lo propulsan y los sostienen en el aire
Otra peculiaridad estriba en que esa electricidad se transmite por los laterales de la guía de hormigón. Es como si el motor del tren, en lugar de estar en el interior de la máquina, estuviera en las guías. En su base, otros imanes hacen que el tren flote cuando alcanza al menos 100 km/h. Mientras acelera, unas ruedas lo sostienen. Se retiran en cuanto el tren flota. He aquí una nueva semejanza con los aviones y sus trenes de aterrizaje. En cambio, el aire aquí no es de ayuda: que el maglev no vuele aún más rápido se debe en gran medida al aire, que lo roza y lo frena.
Para leer más:
http://elpais.com/elpais/2015/04/27/ciencia/1430131846_584960.html

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