lunes, 17 de noviembre de 2014

Zahi Hawass y la desaparición de las piezas de la pirámide de Keops



Zahi Hawass posa en el hotel Ritz de Madrid.
Zahi Hawass posa en el hotel Ritz de Madrid. 
El camaleónico Zahi Hawass, el egiptólogo más mediático de la tierra de los faraones, ha vuelto a escena. Esta vez, para enfrentarse en los tribunales a los cargos de corrupción y malversación de fondos públicos. La fiscalía general egipcia le ha citado para que esclarezca su participación en el robo de unas piezas de la pirámide de Keops por parte de tres alemanes aficionados a la arqueología, condenados esta semana en rebeldía a cinco años de cárcel.
Hawass, ministro de Antigüedades durante la dictadura de Hosni Mubarak, abandonó a su pesar el cargo en el verano de 2011 alcanzado por las revueltas que derrocaron a su jefe. Hasta entonces, el arqueólogo de 67 años perseguía momias en las televisiones estadounidenses y encandilaba a la prensa calándose su sombrero de aventurero. Desde que dejó el Gobierno, se ha dedicado a escribir libros; dirigir una misión arqueológica; agrandar su ego visitando el planeta y defenderse en varias causas judiciales, en las que siempre ha resultado absuelto.
Ahora, el ministerio público egipcio le acusa de haber facilitado a tres germanos -paladines de una teoría que establece que la Gran Pirámide de Giza no fue construida por Keops- el hurto de un cartucho del faraón y fragmentos de la cámara funeraria y la tumba de las aves y su salida del país árabe vía contrabando a Alemania. El suceso, ocurrido en abril de 2013, levantó una enorme polvareda en el círculo local de egiptólogos y terminó el pasado verano con la devolución de las piezas sustraídas.
Además de los alemanes, una corte de Giza también condenó el martes a cinco años de prisión a seis egipcios que supuestamente colaboraron en el saqueo. Se trata de tres inspectores de antigüedades, dos guardias de la necrópolis de Giza y el responsable de una agencia de turismo en una nueva muestra de la negligencia de las autoridades que durante los últimos años ha terminado alimentando los casos de expolio y las excavaciones ilegales en varios sitios arqueológicos.

Una figura controvertida

Según el veredicto, los egipcios autorizaron la entrada a la pirámide de los egiptólogos amateur, que arrancaron los objetos y los trasladaron a Alemania. Una vez allí, aseguraron que el examen al que fueron sometidas las piezas confirmaba su teoría de que las tres majestuosas pirámides de la meseta de Giza no correspondían a la reinados de Keops, Kefrén y Micerinos sino que habían sido construidas durante una civilización anterior.
Hawass, un personaje controvertido capaz de suscitar tantas adhesiones como repulsas, ha reconocido que permitió a los tres alemanes grabar un documental en el interior de la pirámide en 2010 pero ha negado cualquier implicación en el robo que tuvo lugar cuando él había abandonado toda responsabilidad en el ministerio de Antigüedades.
En una entrevista a EL MUNDO el pasado año, Hawass no ocultó su deseo de volver al ministerio "¿Por qué no? La egiptología me necesita y yo la necesito. Las antigüedades son parte de mi y yo de ellas. Nadie puede privarme de esta relación", declaró impaciente por recibir una llamada del gobierno y fascinado por su propia imagen. "Nunca pensé que llevar el sombrero me diera tanta fama internacional. Pero me encanta que la gente me recuerde como el 'último faraón' o 'Indiana Jones'", agregó.
Por aquel entonces, presumía de seguir llevando una vida ajetreada: "Pues no he dejado de hacer grandes cosas. En toda mi vida la épocas de cambio han sido épocas formidables. Le daré un ejemplo. En 1996 el jefe de Antigüedades comenzó a atacarme. Renuncié y durante un año viajé alrededor del mundo, escribí libros y aprendí. Fue el mejor año de mi vida".

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